-Finnick- lo llame pero no escucho siguió ahi de pie, mire alrededor, un bosque hermoso y verde. A lo lejos distinguí una figura que se acercaba, cuando estuvo suficientemente cerca, era un animal o mas bien un muto, mire en sus ojos y vi, oh ... no.
-Max- susurre con incredulidad Max un muto y quería atacarme, no lo creí hasta que se me quiso abalanzar, salí corriendo en dirección a Finnick tratando de deliberar que nos arrastro a esta situación, cuando estuve lo suficientemente cerca, vi a una señora de cabellos impresionante mente blancos y un traje con bordado de rosas blanca, sostenía un revolver en dirección a Finnick amenazando con tirar del gatillo.
-no somos nada, señorita Mellark- dijo con una estúpida sonrisa y disparo sin vacilación, mire con rencor sus ojos de serpiente que reflejaban a un Finnick que se desplomaba en el suelo, todo se miraba negro, no tuve tiempo de gritar o llorar solamente deje llevar por el muto que ya me había alcanzado no sentí necesidad de luchar o resistirme a la opresión de muto que algún día fue Max.
Me levanto bañada en sudor, solo para regresar a la realidad de mi frío, solitario y oscuro compartimento en el trece, no es la primera vez que despierto así, (en las tres semanas que llevo aquí) bañada en sudor solo para descubrir que la realidad no es mucho mejor. Entro en la ducha y me dejo llevar por el agua tibia que rosaba mi piel y pensé en los buenos días que por mas ordinarios que fueran eran mejor que esto. Flashback: Corro con los pies descalzos, siento la arena rosar mis pies, entro a el mar sin pensarlo dos veces y nado lo mas rápido que puedo pero me alcanzan por detrás. –te tengo- dice un Finnick muy sonriente. –No se vale, eres un tramposo- le digo con un puchero saliendo furiosa del agua. –oh, si? -dice acercándose sigilosamente para hacerme cosquillas. –vasta, ya para- le digo entre risas. –No- me contesta. –ya, ganaste lo admito- digo y me suelta. Llega una Inés muy emocionada y me lleva a donde tejió una red perfecta. Fin del flashback. Me seco, cambio y salgo del compartimento dispuesta a ir hacia donde mi horario indica pero me encuentro con un hombre moreno y alto que me indica que me necesitan en la sala de mando. Ahí se encuentran mis padres, Plutarch, Haytmich y el hombre que me condujo hasta aquí. –Bueno, empecemos- dice Plutarch. –Como ustedes sabrán, cada día que pasa Sophia Snow se vuelve mas fuerte y hemos creído que necesitamos algo que inspire a los distritos a no doblegarse- explica Haytmich. –lo que Haytmich intenta decir es que necesitamos a el sinsajo- con eso mi madre palidece y mi padre abre los ojos como platos. –No contigo Katniss- la intenta tranquilizar Haytmich, lo cual funciona un poco, hasta que. –Con ella- me señala Plutarch. –No- dice mi madre casi en un susurro. –No, no y no- dice amentando el volumen de su voz. –No lo voy a permitir- dice muy lentamente. –Lamento decirte, que esta vez, no es tu decisión- impone Plutarch. –Pero es mi hija- le reta, se desencadena una discusión y yo sigo sin decir palabra. –Dejen a la muchacha habar- replica imponente el hombre moreno. –acepto, acepto-primero dudo pero luego lo digo firmemente. –Claro que puedo, es mas lo hare y nada de lo que digas o hagas me hará cambiar de opinión.
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