sábado, 1 de marzo de 2014

CAPITULO 3 ;



Al día siguiente desperté feliz, mas por el medallón que por el beso, el beso me seguía poniendo confusa así que decidí dejar ir el tema, eso no tenia por que arruinar mi amistad con Max.


 Escucho a mi mama abrir la puerta despacio para ver y cuando descubre que ya estoy despierta y cambiada la abre por completo y se acerca sentándose en la cama.


 -¿por que tan contenta?- me dice de forma rara como extrañada.


-¿Por qué?_ le digo simulando que no pasa nada.


 -mira tú cara llena del alegría tus ojos con tanto brillo, ya dime lo que sucedió- me ruega no me resistí y le empecé a platicar lo que sucedió y le enseñe el hermoso medallón.


De repente recordé que hora en la tarde partiríamos al distrito cuatro y yo no estaba preparada.


 -mamá se me olvidó no hice mí maleta voy a ir a hacerla- dije y mí mamá asintió.


Subí a mí cuarto, agarre mí maleta y le metí un par de vestidos sencillos, pantalones un traje de baño, sandalias, shorts y una que otra falda, decidí no llevar pantalones pues tome en cuenta el calor que puede llegar a hacer allá.


Ya acabada mí maleta me acosté en la cama a pensar en el beso y por que lo hizo me la pase toda la tarde pensando, o gran parte de ella porque me quede dormida hasta que Jared entro en mi cuarto y me despertó.


-dormilona ya nos vamos- informo moviendo ligeramente mi hombro


 - a... que?_ dije un poco desconcertada.


 -a poco todavía sigues idiotizada del beso que te dio Max- me dijo en un tono burlón, “¿Quién le dijo?”.


 -¿quien te dijo?- le pregunte confundida pues ni a mi madre le había contado.


 -nadie, yo lo sospechaba y acabas del confirmar mis sospechas- dijo en tono sabio, ya me las pagara.


 - bueno, ¿vamos?- le dije con esperanza de cambiar el tema, lo cual gracias a dios funciono y es que a el no se le escapaba ni una.


Me pare para tomar mi maleta y fue muy tarde pues ya no estaba, seguro Jared la había bajado mientras estaba dormida así que me resigne y camine atrás de Jared por las escaleras. Jared media como quince centímetro mas que yo y era irónico por que mi hermano menor parecía mayor que yo, pues el era mas como papá, incluso tenían el mismo cabello, excepto que el tenia los ojos de mamá, en cambio yo era de complexión mas baja y menuda como mama, pero yo tenia la piel un poco mas clara y los ojos de papá.


Cuando llegamos a la estación de trenes subimos a muestro tren correspondiente y nos ponemos en marcha a nuestro destino, mejor dicho el distrito cuatro. La verdad ya había pasado mucho tiempo desde la ultimas vez que fui, recuerdo que Finn y yo éramos aun unos niños, al igual que Inés, la conocí hace mucho en uno de nuestros viajes a el distrito cuatro, Inés era nieta de Mags que participó en el vasallaje de los 25 con mis padres. Ella y Finnick no son nada pero sin embargo se dicen primos Finnick hace mucho que no le veo, recuerdo que tenia unas adorables pecas en las mejillas, era un niño muy tierno, aun que a pasado el tiempo y hace mucho que no le veo, ¿se parecerá a su papá?, nunca conocí a su padre, pero como mamá si y como ella lo describe es que era realmente apuesto, bueno sea como sea estaré muy contenta de verlo nuevo, bueno de verlos tanto a Finnick como a Inés y como a Annie con sus hermosos ojos verde acua, recuerdo que siempre me gustaron sus ojos y los de Finn, pues tenia un color similar y embelesador...


-Astrid ya llegamos- la voz de mi mamá me saca de mis pensamientos, me giro rápidamente y alcanzo a divisar a Inés y Annie que portan una y muy bella sonrisa, intento buscar a Finn, pero el tren para muy de repente haciéndome imposible enfocar la vista, asi que me resigno y espero a que el tren pare por completo.


Intento parecer relajada aun que la verdad es que muero de ganas por verlos a todos, me emociona la idea de recordar y revivir grandes momentos que viví aquí en el distrito cuatro.


Se abren las compuertas y el mar inunda mis pulmones con su hermoso y magnifico aroma, la brisa estalla contra mi cara.


Sin pensármelo dos veces tomo mi maleta salgo por la primer compuerta, luego por la otra y bajo el primer escalón, me detengo, sierro los ojos y inhaló profundamente, exhalo lento y continuo mi camino por la salida, esta vez no me detendría hasta salir de aquí y poder sentir el hogareño calor que emanaba en este lugar…


 

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